Si hay una palabra que la familia de Natalia Toj de Guatemala conoce esa es: trabajo. Ella fabrica y vende tejidos y dulces, su esposo Abundio es asistente en un autobús, mientras que sus hijos recogen café.
Pero en medio de todo ese trabajo, lo más difícil y doloroso era para sus hijos que queriendo ayudar estaban bajo el sol, y eran contantemente picados por las moscas y zancudos en los campos de café. Además de las deplorables condiciones en las que dormían dentro de una galera llena de humo, hormigas y un olor desagradable para realizar el trabajo lejos del hogar.
De esa manera todos aportaban a la economía del hogar, pero lo que ganaban no era suficiente. La comida no alcanzada, por lo que los días sin comer eran una constante, hasta que Natalia y Abundio escucharon que Operación Bendición estaba ayudando a familias a empezar pequeños negocios.
Al recibir esa oportunidad, tuvieron la oportunidad de mejorar el negocio. Y así fue, la familia recibió de parte de OB, un aporte económico, con el que reabastecieron y ampliaron el negocio de la venta de confites comprando una estufa para cocinar.
El negocio empezó a muy buen paso, al punto que Abundio dejó su empleo en el autobús, para dedicar su tiempo a la que es la nueva fuente de ingresos de la familia.
Abundio, Natalia y sus hijos, no dejan de darle gracias a quienes hicieron posible que hoy, sean una familia que tiene trabajo y sustento diario en su mesa, gracias a los socios del Club700.
Si hay una palabra que la familia de Natalia Toj de Guatemala conoce esa es: trabajo. Ella fabrica y vende tejidos y dulces, su esposo Abundio es asistente en un autobús, mientras que sus hijos recogen café. Pero en medio de todo ese trabajo, lo más difícil y doloroso era para sus hijos que queriendo ayudar estaban bajo el sol, y eran contantemente picados por las moscas y zancudos en los campos de café. Además de las deplorables condiciones en las que dormían dentro de una galera llena de humo, hormigas y un olor desagradable para realizar el trabajo lejos del hogar. De esa manera todos aportaban a la economía del hogar, pero lo que ganaban no era suficiente. La comida no alcanzada, por lo que los días sin comer eran una constante, hasta que Natalia y Abundio escucharon que Operación Bendición estaba ayudando a familias a empezar pequeños negocios. Al recibir esa oportunidad, tuvieron la oportunidad de mejorar el negocio. Y así fue, la familia recibió de parte de OB, un aporte económico, con el que reabastecieron y ampliaron el negocio de la venta de confites comprando una estufa para cocinar. El negocio empezó a muy buen paso, al punto que Abundio dejó su empleo en el autobús, para dedicar su tiempo a la que es la nueva fuente de ingresos de la familia. Abundio, Natalia y sus hijos, no dejan de darle gracias a quienes hicieron posible que hoy, sean una familia que tiene trabajo y sustento diario en su mesa, gracias a los socios del Club700.
|